Así fue el taller de Pierre Tardif en la Toscana


 ¡Hola seguidores de Lettering Time! Hoy tenemos una entrada muy especial. Os vamos a contar como fue el taller de Sign Painting (en pleno corazón de la Toscana Italiana) con el prestigioso rotulista Pierre Tardif, que se realizo a principios de este pasado mes de mayo.
Pierre Tardif es uno de los rotulistas mas importantes del mundo (os lo presentábamos en nuestra entrada "7 Rotulistas a mano que no te puedes perder") y es que Pierre contribuye a conservar un precioso oficio realizando sus rótulos a pincel tal cual se hacían en tiempos pasados.
Pero esos fantásticos días de taller no os lo vamos a contar nosotros, tenemos la gran suerte de contar con una de las asistentes a dicho taller. Ella es Eugenia, una profesional con una larga carrera vinculada a la caligrafía, ademas, es parte del estudio de caligrafía Roballos Naab en el cual brindan un servicio integral de caligrafía que abarca aplicaciones en diversas áreas como la comunicación visual, el cine, el arte y el letterpress. También imparten interesantes talleres sobre caligrafía de diferentes estilos.

Sin mas os dejo con sus interesantes y cercanas palabras que os contara como fue desde dentro y en primera persona esos fantásticos días de taller, pero antes no queremos despedirnos sin dar las gracias a Eugenia por la amabilidad que a nos a mostrado en todo momento y el trato tan agradable al colaborar con Lettering Time.

Hacía ya catorce años que no tomaba clases en mi querida “Associazione Calligrafica Italiana” donde me formé como calígrafa, así que la emoción y las espectativas en este viaje y en este curso fueron muchas sobre todo porque tuve a dos de mis maestros, Anna Ronchi y Giovanni De Faccio, y a varios amigos como compañeros de clase.  Fueron cinco días muy intensos desde lo profesional y desde lo afectivo.

Nos encontramos con todos los participantes en la estación de tren de Florencia y desde allí partimos para el hotel en Bagno a Ripoli a pocos kilómetros. Allí nos esperaba un lugar mágico. El hotel data del 1214, fue hospital y convento hasta que en 1800 fue ocupado por familias de campesinos. Entramos literalmente al Medioevo, dormimos en camas de la época, disfrutamos la luz de las ventanas tal cual una obra de Velazquez o de Vermeer y al salir a la terraza pudimos disfrutar de la misma vista que seguramente tuvieron los que pasaron por este lugar, la campiña toscana y la silueta de Florencia a lo lejos.


En este contexto a las 14hs comenzó el workshop.

Empezamos sentados, cada uno en su lugar, tomando nota de lo que Pierre explicaba sobre los pinceles, solventes y sobre la pintura. Tomamos nota de todo como si eso nos garantizarara parte del buen resultado en nuestro trabajo. Pero no, lo peor o lo mejor estaba por suceder!


Si bien nos dio la alternativa de trabajar sentados todos decidimos hacerlo parados y sobre la pared tal cual habíamos visto tantas veces trabajar a los letristas. Luego de escuchar las indicaciones para los primeros trazos que claramente nos dio Pierre nos pusimos a trabajar. Empezamos con palotes!!!! Eso no falla nunca, es el mejor comienzo. Los estilos que íbamos a aprender serían el Block, Casual y Script.

Construir las letras con un pincel chato y largo sobre una superficie patinosa, con una pintura que poco se parece a la tinta, en vertical y con una manipulación constante del ángulo de escritura, fue un desafío enorme!! Resultaba muy difícil controlar todo eso y eso que todos conocíamos bien las mayúsculas!! Reconozco que ese camino fue duro y un poco frustrante al comienzo. Debíamos mantener siempre la misma presión del pincel para que el trazo conservara el mismo espesor a lo largo del recorrido. Nos ayudábamos con el antebrazo izquierdo que nos servía de apoyo y nos permitía deslizarnos por el plano. La mano derecha se apoyaba en la izquierda y se dejaba llevar.
Construir un palote implicaba muchos trazos hasta obtener aristas filosas y astas perfectamente derechas y constantes en su espesor. Cada uno de estos trazos constituían pequeños secretos para llegar a una buena forma.





La comunicación con Pierre fue muy fluida, y continuamente pasaba a ver cómo trabajábamos, hacía demostraciones y nos repetía los trazos una y otra vez. Más que corregirnos nos volvía a repetir el movimiento. Mirando hacer era como de a poco iba saliendo. Un viejo método para aprender un oficio, observar y repetir.
Ese click que uno espera cuando está aprendiendo algo tardó bastante en llegar. Al tercer día pasamos al estilo Casual. Previo análisis de las formas en lápiz y, en esta oportunidad, sentados en la mesa.  Nuevamente cambió el ángulo de escritura y esta vez completamente contrario al que solemos utilizar en caligrafía. Eso nos sacó un poco de eje pero ya los días pasaban y sin darnos cuenta empezábamos a hacernos amigos del pincel, y escribir parados se transformó en algo bastante normal. El estilo Casual es genial! Es rápido y, con sutiles manipulaciones del ángulo de escritura, se puede dar forma a una letra incluyendo los detalles de terminación. De eso se trataba este oficio, de dominar las formas y los detalles sin más que dos líneas de referencia para apoyar la letra. 

Las jornadas de trabajo eran largas y cansadoras pero muy placenteras. El hecho de cursar en el mismo lugar donde vivíamos hizo que pudiéramos compartir con los compañeros y con Pierre mucho más que el tiempo del curso y esa es una parte de enorme riqueza en este tipo de encuentros. Así fue que por la noche vimos imágenes sobre trabajos realizados por Pierre donde nos explicaba cómo había llevado a cabo cada proyecto o hicimos una ronda de preguntas de todo tipo sobre la técnica o curiosidades sobre el oficio, o simplemente nos juntamos a conversar.
A medida que pasaban los días la música que sonó desde el comienzo ya no molestaba tanto. Al principio nos desconcentraba pero después empezó a ser una compañía indispensable, ya podíamos escribir al ritmo de la música y permitirnos bailar un poco entre pincelada y pincelada. Empezábamos a relajarnos más y a sentir con el pincel una gran simpatía.
El estilo Script llegó en el mejor momento. Sin todo lo que practicamos antes hubiera sido imposible llegar con decencia a este estilo. Así suelto como se lo ve necesita un control del trazo, de la presión y de la composición de la palabra en general que los otros estilos no necesitaban tanto.






 Empezaron a verse trabajos más sueltos donde convivían el estilo Block y Casual. A este punto cada uno de nosotros pudo llevarse a casa con orgullo un lindo cartel terminado. 
Última noche, gran demo de sombras y filetes. Algo que no todos llegamos a probar pero que quedará pendiente para la próxima práctica.




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