¡Hola seguidores de Lettering Time! Hoy tenemos una entrada muy especial. Os vamos a contar como fue el taller de Sign Painting (en pleno corazón de la Toscana Italiana) con el prestigioso rotulista Pierre Tardif, que se realizo a principios de este pasado mes de mayo.
Pierre Tardif es uno de los rotulistas mas importantes del mundo (os lo presentábamos en nuestra entrada "7 Rotulistas a mano que no te puedes perder") y es que Pierre contribuye a conservar un precioso oficio realizando sus rótulos a pincel tal cual se hacían en tiempos pasados.
Pero esos fantásticos días de taller no os lo vamos a contar nosotros, tenemos la gran suerte de contar con una de las asistentes a dicho taller. Ella es Eugenia, una profesional con una larga carrera vinculada a la caligrafía, ademas, es parte del estudio de caligrafía Roballos Naab en el cual brindan un servicio integral de caligrafía que abarca aplicaciones en diversas áreas como la comunicación visual, el cine, el arte y el letterpress. También imparten interesantes talleres sobre caligrafía de diferentes estilos.
Sin mas os dejo con sus interesantes y cercanas palabras que os contara como fue desde dentro y en primera persona esos fantásticos días de taller, pero antes no queremos despedirnos sin dar las gracias a Eugenia por la amabilidad que a nos a mostrado en todo momento y el trato tan agradable al colaborar con Lettering Time.
Si bien nos dio la alternativa de trabajar sentados todos decidimos hacerlo parados y sobre la pared tal cual habíamos visto tantas veces trabajar a los letristas. Luego de escuchar las indicaciones para los primeros trazos que claramente nos dio Pierre nos pusimos a trabajar. Empezamos con palotes!!!! Eso no falla nunca, es el mejor comienzo. Los estilos que íbamos a aprender serían el Block, Casual y Script.
Construir las letras con un pincel chato y largo sobre una superficie patinosa, con una pintura que poco se parece a la tinta, en vertical y con una manipulación constante del ángulo de escritura, fue un desafío enorme!! Resultaba muy difícil controlar todo eso y eso que todos conocíamos bien las mayúsculas!! Reconozco que ese camino fue duro y un poco frustrante al comienzo. Debíamos mantener siempre la misma presión del pincel para que el trazo conservara el mismo espesor a lo largo del recorrido. Nos ayudábamos con el antebrazo izquierdo que nos servía de apoyo y nos permitía deslizarnos por el plano. La mano derecha se apoyaba en la izquierda y se dejaba llevar.
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